Este solo nos lleva al universo familiar de Magy Ganiko. Nacido de padres japoneses que se dedicaron a la tintorería, Magy creció en un lugar plagado constantemente de ropa ajena. Magy evoca el esfuerzo por la supervivencia de sus padres limpiando la suciedad de los demás, metáfora aplicable entre el poder y las clases desfavorecidas.
La escena se convierte en un bosque de ropa colgando de las ramas de Sakura (cerezo japonés). Las ramas de la flor de Sakura son de un poderoso efecto simbólico, sus hermosas flores, apenas sobreviven unos cuantos días en la primavera japonesa, representando la efimeridad de la vida.
La banda sonora compuesta de la música tradicional de Okinawa y Tango recuerda las raíces multiculturales de Magy. La video-instalación del artista japonés Haruo Higuma, dibuja figuras maravillosas sobre el cuerpo de Magy Ganiko durante la danza. La escenografía creada por el escultor argentino- japonés Julio Goya recrea fielmente este universo, con el que también está familiarizado por haber crecido con padres que practicaban la profesión de “Tintoretto” en Buenos Aires.